Hay determinados aspectos que hemos de medir en nuestra tienda online con especial interés, propios del e-commerce, para los que será necesario tener herramientas adecuadas o contar con un experto que nos asesore. Uno de ellos es la tasa de conversión: un tema que quizás desconozcamos a simple vista, pero en el que sin duda hemos pensado, como dueños de una tienda y como consumidores, más de una vez.
El término hace referencia a todas las operaciones exitosas que tienen lugar en nuestra tienda online. No únicamente el acceder a ella y realizar una compra; también otras más puntuales, como aprovechar una oferta, un cupón descuento… Aunque en suma significan lo mismo: beneficios finales para nosotros. La antítesis de este concepto es la del «carro abandonado»: esas operaciones en las que nuestros visitantes llenan su carro o su cesta de la compra pero se marchan sin llegar a finalizar la transacción.
Resulta inevitable tener un porcentaje alto de carros abandonados, y es que nuestra actual cultura como usuarios de Internet nos mueve a ello. Entramos en mil y una tiendas online a lo largo de la semana, si somos habituales de las compras por Internet; comparamos precios, contrastamos, hacemos simulaciones. No es otra cosa que lo mismo que hacemos al planificar nuestras compras del mes en establecimientos físicos, pero con mucha más libertad. Sin embargo, en nuestra mano está el recuperar a esos clientes que se marcharon sin finalizar la compra, de manera que acaben engrosando ese otro porcentaje que nos interesa, el de la tasa de conversión.
Una de las mejores maneras de recuperar a esos clientes es enviarles un mail para recordarles que han dejado la compra inconclusa. Eso sí, es importante que no convirtamos esto en un «acoso y derribo»; la tolerancia de los usuarios a esta clase de envíos es muy baja, y enseguida podemos ser calificados como spammers, quizás la peor condición que nos pueden atribuir. Lo idóneo para evitarlo es incluir la posibilidad de que el usuario se dé de baja de dichos recordatorios dentro del propio e-mail.
Otro método un tanto menos «agobiante» puede ser el de añadir el correo electrónico a la base de datos y enviar una newsletter periódica, o bien un aviso de nuevas ofertas. Nuevamente es importante que lo hagamos con cuidado y que el usuario no lo detecte como una intromisión. Pensemos en nosotros mismos y en cuántas veces hemos hecho la cruz a una página en concreto al considerar que estaban excediéndose en sus notificaciones.