Existen múltiples factores que contribuyen a determinar el valor económico que las empresas tradicionales conceden a Internet.
Entre estos factores se encuentran la coincidencia de las bases del usuario online y la empresa, los precios, las estructuras de costes o el incremento de los intercambios comerciales.
Sin duda alguna, el aspecto económico -más que la propia tecnología-, favorece la adopción de estas nuevas tecnologías, lo que ha provocado que Internet tenga un mayor impacto en unos sectores económicos que en otros.
La fuente del éxito del comercio electrónico
Efectivamente, existen múltiples factores que han provocado el auge exponencial del comercio electrónico durante los últimos años, pero hay uno que sobresale por encima de todos los demás: la facilidad que el «self-service» (autoservicio) aporta al consumidor, facilitándole ayuda e interactividad.
Es por ello que las áreas con un mayor crecimiento en el comercio electrónico han sido las industrias en las que ese ‘self-service’ no ha estado disponible hasta la aparición de Internet.
Un sencillo ejemplo es el caso de los agentes de Bolsa. Actualmente, los clientes pueden realizar sus inversiones de forma directa a través de Internet.
Efectos similares han tenido lugar en sectores como el de las agencias de viajes o el de la venta de coches. Aunque el número de billetes de avión que se venden por Internet todavía no suponen ni el 5% del total, entre un 10 y un 30% de las adquisiciones se basan en la búsqueda de información y la toma de decisiones realizadas navegando por la Red.
Una oportunidad a la que no debemos renunciar
Otras áreas de crecimiento para la venta a través de Internet, como el sector editorial o el informático, han conseguido ya unos niveles de penetración en el mercado online de entre un 2 y un 5%.
En estos sectores en concreto la situación es diferente, pues el «self-service» ya existía con anterioridad a la aparición de Internet. No obstante, la diferencia entre el mercado físico y el virtual radica en que la interactividad es mucho mayor a través de la Red.
Esta gran oportunidad ha sido la que ha contribuido en mayor medida al crecimiento de las ventas del comercio electrónico en estas áreas. Por dicho motivo, nosotros deberemos decidir qué queremos vender por Internet y planificar la actividad de nuestra tienda virtual online en función de ese principio de «self-service». Siempre que podamos, debemos optar por situarnos en sectores en los que el consumidor no disfrute de la posibilidad de servirse por sí mismo en el mercado tradicional.