Seguro que cuando te propusiste crear tienda online lo hiciste convencido de llevar completamente las riendas de todo el negocio. Para muchas personas, de hecho, el e-commerce es su único medio de vida, si bien es cierto que para otras muchas supone un suplemento a sus ingresos fijos mensuales.
Sea como fuere, si la gestión inicial ha sido buena y si has seguido la máxima de la mejor atención a tus clientes, si te has empeñado especialmente por contar siempre con los mejores productos, con el stock más variado y en constante rotación, y si te has preocupado por promocionar de manera insistente tu tienda virtual en los mejores canales y con una estrategia acertada, muy probablemente estarás empezando a ver resultados.
Un aumento en el número de ventas lleva irremediablemente a un mayor número de responsabilidades y a tener que gestionar mucho más trabajo, viéndonos obligados a controlar cada detalle con más pulcritud para que nada falle. Lo tengas o no como única actividad, puede llegar el momento en el que no abarques con todo aquello que tu tienda online está pidiéndote: actualizar constantemente las ofertas, rotar artículos, enviar newsletters, atender personalmente a tus clientes, gestionar los canales de social media, preparar pedidos, contabilizar la facturación de clientes y proveedores, añadir nuevas referencias al catálogo,… Como ves son muchas y muy diversas las circunstancias a vigilar y serán más complejas (y te llevarán más tiempo) cuanto mayor sea el volumen de tu tienda.
Como ocurriría en un comercio tradicional, contar con una ayuda extra a veces es necesario para que el propietario pueda centrarse en ciertos aspectos y delegar otros en otra persona a la que debe inculcar su misma filosofía para que nada en el funcionamiento del negocio pueda acusar un cambio de roles.
¿Qué perfil profesional exigir a la hora de escoger un ayudante para mi tienda online? El primero de todos es que domine bien el sector al que se dedica la tienda online, este aspecto no cambia con cualquier otro modelo de negocio. Un profesional que atiende un comercio (sea o no digital) ha de conocer bien el producto que maneja para asesorar en consecuencia siempre que esto sea necesario.
Debe ser una persona curiosa e investigadora, de los avances y mejoras que se producen en los artículos que comercializa la tienda, así como de la competencia más directa. Ha de poseer un talante negociador, capacidad resolutiva para responder con celeridad ante consultas o quejas, saber idear modos de promocionar y relanzar los productos y ciertas dosis de creatividad para poder ver oportunidades futuras (nuevas campañas, por ejemplo).
Todo esto se resume en una sola palabra: implicación. Si la persona en la que delegamos parte de nuestras responsabilidades como empresarios se implica en nuestro negocio, todo lo que hemos mencionado anteriormente vendrá rodado. Por otra parte, si bien puede no sernos fácil encontrar a un profesional de este calibre, debemos asegurarnos al menos que cumple con el objetivo para el que le hemos hecho responsable (redes sociales, actualización de catálogo, enviar circulares por correo electrónico, etc.)