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Los niños en la Red

Internet es una herramienta que nos permite hacer infinidad de tareas desde cualquier ordenador con conexión: localización de recursos formativos y culturales, obtención de documentación e información, comunicación con otras personas, así como la realización de operaciones bancarias o compras. Y precisamente comprar en una tienda online o interactuar con nuestro banco, son dos factores que producen una cierta desconfianza y recelo debido a los posibles fraudes que día a día se vienen dando. Pero no solo se encuentra el problema en la Red, ya que es posible tener al “enemigo” dentro de casa sin darnos cuenta.

Nuestros hijos, sobre todo los de una cierta edad, pasan cada vez más horas navegando por Internet, chateando, o escribiendo en cualquiera de las Rede Sociales, e igualmente poseen en su poder la posibilidad de realizar compras a través de una página web. Estas compras suelen ser pequeñas, como por ejemplo adquirir un código de activación para conseguir ese objeto virtual para su juego online favorito. Normalmente esto se puede realizar a través de un simple SMS y el coste es bajo, siempre y cuando la web sea de confianza, porque también puede haber sorpresas. El problema está cuando estas pequeñas (en el mejor de los casos) compras están fuera del conocimiento de los padres, y éstos a final de mes se encuentran con un cargo imprevisto en la factura.

Con la idea de intentar evitar esto, los padres pueden adoptar una serie de medidas que los profesionales en el tema ya vienen dando, como son:

Hablar con los hijos. La comunicación entre padres e hijos, entre otros aspectos, debe incluir también el uso de las nuevas tecnologías, tratando tanto los aspectos positivos como sus riesgos. Es importante saber por qué acceden a la Red, qué les interesa, con quiénes se comunican, etc.

Obtener información. El actual avance tecnológico ha dado lugar a que los menores hayan crecido en un entorno natural de conexión a Internet, donde muchos adultos que les rodean tienen poco o ningún conocimiento. Un primer paso para proteger a los menores es obtener información acerca de cómo funciona Internet y las características básicas de los servicios más usados por los menores: navegación web, sistemas de mensajería instantánea, correo electrónico, Redes sociales, etc. Conocer las posibilidades que ofrecen puede resultar más sencillo para identificar sus peligros y poder proporcionar consejo y orientación.

Establecer reglas de uso. Es fundamental  la existencia de una serie de normas que regulen el uso de Internet: horario de utilización, tiempo máximo de conexión, usos permitidos, etc. La instalación del ordenador en zonas comunes de la casa hará que el cumplimiento de las reglas sea más fácil de verificar.

 

Proporcionarles información y consejos. De igual modo que les enseñamos reglas de comportamiento, debemos formarles para que hagan un uso adecuado de las nuevas tecnologías. Hay que hacerles especial hincapié en el tema de la de la “privacidad”, advirtiéndoles de lo importante que es no divulgar información o contenidos de carácter personal (nombre, dirección, teléfono, fotografías, vídeos, etc.), debido al mal uso que otros  pueden hacer de ellos.

Supervisar lo que hacen. Respetando su intimidad y evitando que se sientan vigilados, puede a veces ser necesario supervisar el uso que se hace del ordenador (por ejemplo, revisando los historiales del navegador web utilizado).

Todas estas recomendaciones persiguen un fin: el enseñarles a hacer un uso responsable y seguro de las nuevas tecnologías.